A menudo nos asalta la duda de si los activos con los que trabajamos y sobre los cuales confeccionamos nuestros análisis son lo suficientemente válidos o susceptibles de reflejar resultados con una mínima calidad de aciertos.

Dada la infinidad de subyacentes que existen, nadie discutirá que el Análisis Técnico ofrece mejores resultados en unos mercados que en otros, incluso en unos activos que en otros dentro de un mismo mercado.

Podemos afirmar que los distintos sistemas de análisis de mercados (tanto el Análisis Técnico como el Análisis Fundamental) funcionan mejor o con un mayor grado de acierto cuando son utilizados con el objeto de predecir la evolución de activos de bolsa de valores (bolsa tradicional de renta variable) que cuando se aplican sobre otros subyacentes más «impersonales» como podrían ser los mercados de cambios de divisas (fórex) o los de materias primas.

La razón de esto es porque, aunque la liquidez, capitalización y cantidad de inversores en estos últimos pudiera ser (en la mayoría de las ocasiones) muy superior, la naturaleza y procedencia de sus intervinientes es demasiado heterogénea como para unificar un mismo sentimiento de mercado.

Así mismo, la mayoría de los intervinientes en estos mercados globales son especuladores (no inversores) por lo que se desprecia sistemáticamente la naturaleza del subyacente el cual es percibido como simple herramienta especulativa y no como una propiedad cuyo valor hay que mantener. Sin contar con el hecho de que la motivación más fuerte que mueve estos activos es derivada prácticamente en su totalidad de las noticias, eventos y resultados macroeconómicos (los cuales al ser de naturaleza global pueden deformar sustancialmente el movimiento de la cotización corrompiendo las premisas técnicas del gráfico).

Por el contrario, en las bolsas de valores (compra-venta de acciones), la intención de los intervinientes de capital mayoritario sobre una misma compañía ubicada en un mercado y país determinado es mucho más representativa del sentir de su generalidad puesto que intervienen con más fuerza los parámetros fundamentales.  Así mismo,  los intervinientes suelen tener en su mayoría una motivación inversora más que especuladora.

Relacionados directamente con los valores de bolsa cobrarían especial interés los índices de referencia como subyacentes ideales con los que operar a través de los mercados de futuros (derivados financieros). Existen varias razones por las que afirmo esto:

La primera es la gran liquidez que puede ofrecernos un índice (en este caso como «liquidez» entenderíamos la cantidad de ticks u operaciones que alberga, los cuales rellenarían completamente todos los huecos temporales aumentando de manera considerable la precisión del gráfico). Esto es porque un índice consiste en la media ponderada del precio actual de un conjunto de compañías en base a su capitalización bursátil. Una sola compañía aunque sea muy grande, puede ofrecer una calidad de muestra mucho menos concreta al reflejar en el gráfico demasiados elementos confusos (periodos de baja actividad, gaps, opas, suspensiones, dividendos, aplicaciones…etc)

Otra razón por la cual el índice sería el subyacente más apropiado es por que refleja el «sentimiento» global de los inversores. Las operaciones significativas de inversión en los mercados podrían asemejarse a un banco de peces que se desplaza al unísono. Todas las compañías de un índice, de una manera u otra están interconectadas entre sí, porque sus grandes accionistas suelen ser las mismas corporaciones o subordinadas de ellas.

Respecto a los acontecimientos macroeconómicos, sabemos que todas las compañías de un índice son afectadas al unísono por estas eventualidades (unas en mayor o menor medida que otras). Así mismo, la suerte intrínseca de cada compañía  es otro elemento diferenciador de la evolución de las empresas dentro de un mismo índice. Estas diferencias serán mediadas y suavizadas en el cálculo final dependiendo de la cantidad de títulos o capitalización total que alberga el índice en el conjunto de todos sus valores.

Además, los inversores relacionan las compañías al llenar sus carteras con variedad de ellas (por lo cual, del capital disponible para invertir en renta variable de un determinado mercado lo que no se lleva una, se lo llevará la otra.) Un mismo inversor dispondrá de la misma templanza ante el pánico, del mismo arrojo ante el riesgo, de las mismas intenciones de aumentar su exposición y de la misma necesidad de liquidez para vender en un momento dado.

A través del índice, los inversores sobre acciones en su conjunto, moldean sin percatarse la silueta de un activo que dispone de la suficiente amplitud de muestra y fiabilidad como para determinar con gran precisión el sentimiento global del mercado de valores en un momento dado.

Rafa.